2025-01-24
Canadá se enorgullece de ser una sociedad justa y equitativa. Sin embargo, nuestro sistema de justicia criminal revela profundas grietas, exponiendo problemas sistémicos que afectan desproporcionadamente a las comunidades marginadas. Es hora de ir más allá de soluciones a corto plazo y embarcarse en una reforma genuina, desmantelando estas estructuras de desigualdad.
La sobre representación de los pueblos indígenas y las minorías racializadas dentro del sistema penitenciario canadiense es un testimonio palpable de esta realidad. Desde prácticas policiales discriminatorias hasta pautas de sentencia sesgadas, el sistema perpetúa injusticias históricas y consolida ciclos de pobreza y encarcelamiento. Esto no solo es una falla moral; es una carga económica, agotando recursos que podrían invertirse mejor en programas sociales y apoyo comunitario.
Abordando las Raíces del Problema:
La reforma del sistema de justicia criminal requiere un enfoque holístico, abordando las causas raíz del crimen en lugar de centrarse únicamente en el castigo. Necesitamos:
Invertir en comunidades marginadas: Abordar la pobreza, la falta de educación y el acceso inadecuado a la atención médica son pasos cruciales para reducir las tasas de criminalidad. Los programas que empoderan a los individuos a través de capacitación laboral, mentoría y vivienda asequible son inversiones esenciales.
Transformar las prácticas policiales: Implementar capacitación culturalmente sensible para los oficiales, priorizar técnicas de desescalada y responsabilizar a la policía por el mal comportamiento son vitales para construir confianza entre la aplicación de la ley y las comunidades.
Reformar las pautas de sentencia: Las penas mínimas obligatorias han demostrado ser ineficaces y perjudican desproporcionadamente a los grupos marginados. Desplazarse hacia modelos de justicia restaurativa que se centren en la rehabilitación y la reconciliación puede ofrecer un enfoque más humano y efectivo.
Despenalizar el uso personal de drogas: Tratar la adicción como un problema de salud, no uno criminal, permite el acceso al tratamiento y apoyo en lugar de medidas punitivas.
Un Llamado a la Acción:
Esto no se trata solo de reformar el sistema legal; se trata de construir una sociedad más justa y equitativa para todos los canadienses. Exige:
El camino hacia una verdadera justicia está pavimentado con acciones colectivas y un compromiso de desmantelar las desigualdades sistémicas que azotan nuestra sociedad. Rompamos los muros de injusticia y construyamos un Canadá donde todos tengan la misma oportunidad de prosperar.
El llamado a la acción se vuelve aún más urgente cuando observamos ejemplos concretos de cómo el sistema canadiense falla a las comunidades marginadas.
La Tragedia de Joyce Echaquan: En 2020, la muerte de Joyce Echaquan, una mujer indígena Atikamekw, mientras recibía atención médica en un hospital de Quebec, conmocionó a Canadá. Un video grabado por ella misma mostraba al personal médico usando lenguaje despectivo y racista, mientras ignoraba sus dolores. Esta tragedia evidenció no solo la discriminación sistémica que enfrentan las mujeres indígenas dentro del sistema sanitario, sino también cómo la falta de acceso a servicios de calidad afecta gravemente su salud y bienestar.
La Discriminación en las Prácticas Policiales: En Vancouver, la comunidad afrocana denuncia repetidamente la brutalidad policial y el trato desigual por parte de las fuerzas del orden. El caso de Myles Gray, un hombre negro que falleció tras ser sometido por la policía en 2015, ilustra los peligros de esta discriminación. La investigación posterior reveló que la violencia policial no estuvo justificada y que se ignoraron protocolos de seguridad. Estos eventos generan desconfianza hacia las autoridades y perpetúan un ciclo vicioso de tensión entre comunidades afrocanas y la policía.
Las Sentencias Disparidad: En Canadá, los pueblos indígenas son encarcelados a una tasa mucho mayor que los no indígenas, a pesar de representar solo el 4% de la población total. Esta disparidad se refleja en las pautas de sentencia, donde las penas por delitos similares pueden ser más severas para los indígenas. Por ejemplo, un estudio del Tribunal Supremo de Canadá encontró que las personas indígenas son encarceladas durante períodos más largos por delitos como el robo o el vandalismo, a pesar de que la gravedad del delito es similar en ambos grupos.
Estos ejemplos ilustran cómo la justicia criminal canadiense, lejos de ser justa e imparcial, perpetúa desigualdades históricas y crea barreras adicionales para las comunidades marginadas. Es necesario un cambio profundo que se centre en la reparación histórica, la descolonización, y una transformación de las estructuras del sistema legal para garantizar que todos los canadienses tengan acceso a una justicia verdadera y equitativa.